Si no lo haces tú, nadie lo hará


Todos nos hemos fijado alguna vez en los manchurrones negros y redondos que hay pegados en nuestras calles, aceras, polideportivos, hoy en día están por todos lados. Esos manchurrones negros y redondos de los que hablo, son chicles pegados por los seres humanos, por nosotros mismos. 
Cualquiera que esta leyendo esta entrada a tirado alguna vez un chicle al suelo. Sí, y yo misma también. 
Son numerosas las formas de contaminación y los problemas ambientales que los seres humanos estamos provocando desde los inicios de la revolución industrial y el chicle es esa de unas miles de causas de contaminación. Hasta ahora no nos hemos preocupado mucho, pero ahora que estamos viendo las consecuencias de una contaminación sin fronteras que está degradando todos los ecosistemas y contribuyendo a un cambio climático, se está empezando a comprender que deben ser incorporadas en la evaluación de cualquier proyecto.  Es necesario estudiar esta degradación y hacer un esfuerzo para concretar una forma más precisa a las distintas formas de contaminación  para así llegar a poder tener un futuro más sostenible. 

Cada año se tiran un millón y medio de kilos de chicles al suelo de las ciudades. 
¿A quien no le ha pasado eso de ir por la calle caminando y tener que coger un papel  o un tiquet  viejo para envolverlo con el fin de que no acabe en el suelo ? 
He andado buscando mucha información a cerca de ello y dicen que los chicles son 10 veces peores que las colillas ya que son más difíciles y caros de eliminar. Un chicle puede llegar a costar unos 20 o 25 años en biodegradarse y cuesta millones de euros. 
El chicle está hecho de polímeros sintéticos a base de petróleo llamados poliisobutelino, que es el mismo material gomoso que se encuentra dentro de los neumáticos de automóviles. Esto significa que la mayoría de los chicles no son biodegradables.
Para dar frente a ello, una ciudadana holandesa llamada Jolande Penninks ha fundado Gumbudy. Es una organización que tiene como objetivo de limpiar las calles holandesas y por ellos los han colocado en lugares concurridos como centros comerciales o estaciones de trenes y autobuses. 


El proyecto de esta organización dio un paso más al diseñar los Gumshoes. Es el primer calzado del mundo hecho por chicles recogidos de las calles de la ciudad por Gumbudy. Estos zapatos llevan el mapa de Ámsterdam en la suela y con esta iniciativa combaten tanto el problema ambiental de la basura de goma como la mejora de la limpieza de las calles. Dice Mustafá `Nuestro compromiso diario es brindar a la gente buenas condiciones de la vida, trabajo u ocio en la capital de Holanda´.

Con estos nuevos productos, creo que vamos avanzando pero nos queda todavía mucho que hacer ya que la contaminación no solo viene del chicle ni de las colillas, si no que del plástico, cosas descartables, envoltorios etc.. Es algo que debemos luchar por ello ya que es uno de los problemas más grabes que sufrimos. Lamentablemente, solo actuamos cuando se disparan las alertas porque unas condiciones meteorológicas o unas emisiones contaminantes han causado un pico de contaminación y una vez que esas alertas desaparecen, se deshacen todas las providencias. Creo que seguimos envenenando el mundo con elementos tóxicos y seguimos haciendo basura ya que compramos compulsivamente cosas que luego tiramos porque ya no sirven o han pasado de moda. 
En conclusión, es hora de que demos un paso hacia delante y intentemos solucionar esto antes de que seamos nosotros los culpables de causar nuestra propia extinción.



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